RESCATE
DE LA UNIVERSIDAD DE CARABOBO/ Alberto Sosa Olavarría*
He visto y escuchado con detenimiento las declaraciones de… (No
lo voy a nombrar) sobre la Universidad
de Carabobo, decir que me asombran, estaría mintiendo, pues todo se podría
esperar de tan singular personaje cuya trayectoria hemos seguido desde mi
Puerto Cabello natal hasta los tiempos actuales. Un pueblo caracterizado por su
“buenagentura”, donde crecimos entre personas que jamás se ufanaban de la chabacanería, del lenguaje procaz y del
insulto, como parece que ocurre en estos tiempos con los gobernantes de turno,
simples insultadores de oficio para con la disidencia. Pero el mensaje,
haciendo caso omiso al resto del contenido, de "Rescatar la UC" no
deja de ser una consigna válida, puesto que hemos venido observando un
progresivo deterioro de nuestra Alma Mater, de allí su pertinencia, es obvio
que la situación actual exige un proceso de recuperación y defensa.
El rescate de nuestra
Alma Mater no es por la vía de la intervención, el atropello, el insulto y las
acusaciones sin el aporte de pruebas, si hay culpables tienen que ser
castigados, las autoridades agredidas han manifestado estar abiertas a
cualquier tipo de investigación. Si de impedir el ocaso del Alma Mater se
trata, se debe recurrir a calificados ucistas de impoluta carrera académica y
no de personajes posesos por la vesania, con lenguaje procaz y por otra parte
no se trata de rescatar solamente a la UC, lo que resulta imperativo, es el
rescate de todas las universidades públicas sometidas a la asfixia regulatoria
de un academicismo retrogrado, se trata de un estrangulamiento progresivo de la
Educación Superior Públicas por parte del gobierno actual creando inclusive, un
sistema de educación paralelo de muy bajo nivel, sumergiendo la educación, la
salud y la economía de un pueblo hacia niveles del miserabilismo.
Esconder la multicausalidad de la crítica situación obviando
culpas de la política del gobierno en contra de la institución, es simplemente
una actitud maniquea, es utilizar un neolenguaje para evadir responsabilidades
y transformar mentiras en verdades y que han sumergido a Venezuela en lo que Mario Briceño Iragorry,
en “Un mensaje sin destino” denominó una “crisis de pueblo”.
Una reforma debe estar orientada a restablecer no sólo la
calidad académica sino la calidad administrativa y de infraestructura, lo cual
resulta sumamente difícil en tiempos de la crisis económica como la que estamos
viviendo. El estado omnipresente en todas las áreas de la economía ha conducido
al país a una situación sin precedentes, que la tratan de justificar
argumentando la existencia de un bloqueo económico, de una guerra económica, de
un ataque de la oligarquía y de un sinfín de manidos e inconsistentes argumentos
que a diario repiten de manera tal que convencen a las clases más populares, a
quienes tienen sometidas a través de una profunda carestía, de una política de
hambre y de cultivo de la ignorancia. Estrategias todas de sumisión en
gobiernos populistas de signo comunista fueron descriptas con maestría por
George Orwell.
Rescatar las Universidades públicas requiere en primer lugar
permitir mediante elecciones libres y transparentes la renovación de las
autoridades con periodos cumplidos, que se permitan las elecciones de nuevas
autoridades a la mayor brevedad posible en un proceso libre democrático
transparente y autónomo, donde participen única y exclusivamente los que hacen
vida activa dentro de la universidad: jubilados, representantes estudiantiles
electos y egresados calificados, siguiendo lo establecido en la Ley de
Universidades y en el Reglamento Interno respectivo. Las autoridades actuales,
cuyo periodo hace rato venció, debido a circunstancias ajenas a la democracia
universitaria han impedido su renovación, no pueden ser responsables únicos de
la crisis universitaria actual y no es mi intención juzgar su actuación y menos
hacerle eco a denuncias sin pruebas en boca de insultadores de oficio.
Es en este punto donde hallamos el primer impedimento, porque se
sabe que de participar candidatos del gobierno, van a recibir una aplastante
derrota, en consecuencia, no hay posibilidad de un rescate en breve tiempo, que
surja de la autorización por parte del gobierno para la realización del proceso
electoral destinado a la renovación de autoridades. (En el TSJ duermen el sueño
eterno, los recursos interpuestos por la AVERU), pero debemos perseverar hacia
el logro de esa meta.
Un programa de rescate de las Universidades comienza con sueldos
y salarios para el personal docente, administrativo y obrero ajustado a las
condiciones económicas actuales, muy por encima inclusive de los que el
gobierno premia a los militares. Los docentes universitarios rendimos mejores
tributos y beneficios a la patria que ellos.
El rescate de la UC comienza por reponer todos los bienes que el
hampa ha sustraído de sus dependencias y la efectiva protección de sus áreas.
El campus universitario se encuentra desprotegido y víctima del hampa común que
actúa a sus anchas.
El rescate de la UC exige el retorno de excelentes docentes que
han tenido que emigrar por la grave situación generada por sueldos de miseria
imposibilitados de mantener a su familia dignamente. Lejos han quedado las
posibilidades de realizar estudios en el extranjero para elevar el nivel
científico y académico de nuestros docentes en vías de formación y
perfeccionamiento
El rescate de la UC pasa por la aprobación y otorgamiento de un
presupuesto universitario ajustando a los costos actuales dolarizados. Nadie
dura de la insuficiencia de estos y las necesidades en que se han visto las
autoridades de negociar con el gobierno para lograr la escuálida asignación presupuestaria,
cediendo plazas profesorales para acólitos del gobierno, plazas de cupos o ante
amenazas de decisiones de la contraloría.
El rescate de la UC pasa por actualizar la infraestructura y
dotación de aulas y laboratorios. Misión realmente urgente ante el deterioro
evidente de una planta física que en su mayoría data desde 1958 o de mucho
antes.
El rescate de la UC exige garantizar el transporte con unidades
adecuadas a la institución, sujetas a supervisión, revisión y estricto
mantenimiento. Evitando el desmantelamiento de unidades y sustracción de
repuestos y con garantías de estricto uso universitario.
El rescate de la UC pasa por actualizar la política de ingresos
de alumnos y evitar vicios en la asignación. (Venta de cupos y asignación
discriminante). De todos es conocido el manejo que hace el gobierno de la OPSU,
como de todas las instituciones del país a las que ha llevado a la quiebra y
desmoralización.
El rescate de la UC pasa por investigar a profundidad y
sancionar severamente a los responsables de lo que pasa con el comedor
universitario y la distribución de alimentos, si la dirección de la institución
o dirigentes estudiantiles están involucrados en hechos de corrupción deben ser
castigadas.
El Rescate de la Universidad exige investigar si las autoridades
decanales existentes poseen méritos suficientes y fueron electas limpiamente
por quienes pretenden representar. Si cumplieron su período deben ser de
inmediato renovadas.
El rescate de la UC debe incluir por parte de las futuras nuevas
autoridades elegidas de manera transparente, una exhaustiva auditoría de todas
sus dependencias. Es la manera de que las salientes salgan con la frente en
alto.
Rescatar a las
universidades públicas en estos tiempos es una labor que pudiera ubicarse
dentro del campo de las utopías, y si se lleva a la praxis requerirá de mucho
tiempo y esfuerzo, sobre todo si se toma en cuenta la política gubernamental en
contra de estas a lo largo de dos décadas. La estrategia orwelliana de reducir
el nivel intelectual, cultural y educativo de la población para hacerla cada
día más sumisa, les está funcionando, me resulta difícil creer que deseen
abandonarla en pos de un rescate de la “casa que vence las sombras”, sombras
que hoy en día ellos representan y que tenemos la obligación y el derecho de
vencer.
En conclusión, emprender un Rescate de la Universidad Publica en
tiempos de un sistema llamado Socialismo del Siglo XXI, fundamentado en
proyectos anacrónicos y fracasados en todas las latitudes, ejercido por
personajes que demuestran a diario que “La revolución está por encima de lo
legal”, SSXI que nos retrotrae a épocas superadas de gobernantes que cerraban
universidades porque a “Venezuela no le hacían falta más doctores”, emprender
su rescate, repito, es una misión difícil, nuestra Universidad debe luchar
contra las draculianas sombras que sobre ella se ciernen, cualquier personaje
que actúe en contra de la academia, debe ser declarado enemigo y persona “non
grata” al Alma Mater. Los académicos estamos hartos de escuchar y leer paupérrimos
y mediocres análisis de lo que en nuestras máximas casas de estudio ocurre,
donde solo se recurre a insultos procaces, calificativos zafios o toscos
epítetos, que constituyen la argumentación de personajes que no nos representan
y que solo invocan el “espíritu tribal” para exacerbar violencia. Que este
artero ataque nos sirva para revalorizar la democracia académica. Solo en
libertad y en democracia puede lograrse. Abajo la dictadura y fuera los
enemigos de la UC.
*Profesor Titular UC, PhD, Magister en Obstetricia y
Ginecología, Especialista en Medicina Perinatal
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