miércoles, 12 de abril de 2017

La victimización como estrategia política

La victimización como estrategia política

En Sinaloa y el país varios políticos han adoptado esta conducta para tratar de ganar adeptos, pero abusar de ello puede reflejar debilidad y generar rechazo

La victimización es una estrategia de corto plazo.
Guasave, Sinaloa.- La “victimización política” es un comportamiento o conducta en la cual el político o candidato se presenta hacia el público como víctima de una injusticia real o ficticia, regularmente cometida por el partido en el gobierno o un grupo político contrario al suyo.
En México y particularmente en Sinaloa en donde la lucha por la gubernatura, 18 alcaldías y 40 diputaciones locales ha entrado en su última recta, no sería extraño que el ambiente electoral empezara a enrarecerse con la utilización de esta estrategia.
Y es que de acuerdo con el doctor en Ciencia Política por la Universidad de Florencia, Fernando Barrientos Del Mazo, algunos políticos suelen utilizar la victimización como una estrategia para atraer el apoyo de ciudadanos o la atención del electorado.
¿Estrategia?
En la entidad destacan algunos casos recientes de agresiones que pudieran ser utilizados como estrategia.
Por ejemplo, el candidato del PAS, Héctor Melesio Cuen, quien interpuso en marzo una demanda civil en contra de la periodista y defensora de los derechos humanos Teresa Guerra Ochoa, acusando presunto daño moral.
Incluso a finales de abril aparecieron al interior de la UAS en la capital sinaloense una serie de mensajes en los que presuntamente se amenazaba de muerte al candidato, “pintas” cuyo origen fueron puestos en duda de inmediato por el presidente municipal de Culiacán, Sergio Torres, quien de paso sembró la duda sobre si esto se trató de un intento por quedar como una víctima.  
El caso más reciente es la agresión a balazos hacia el patrimonio del candidato a diputado por el Distrito 12 de Culiacán, Andrés Félix, quien la mañana del 13 de mayo se dio cuenta que su vivienda y vehículo habían sido baleados con armas largas. De los agresores nada se sabe, incluso el afectado declaró a los medios tener la conciencia tranquila.
Como parte de la guerra sucia hacia Quirino Ordaz, candidato del PRI a la gubernatura, este sufrió la quema de tres espectáculares durante la madrugada del pasado 6 de mayo en Culiacán, hecho en el que se presume la participación de cuatro civiles.
El pasado 6 de abril, al candidato del PAS a la alcaldía de Navolato, Aarón Aldana Castro, le quemaron parcialmente su auto afuera de su casa, hecho que fue denunciado ante la PGJE, pues dijo temer que la agresión esté relacionada con el proceso electoral.
A partir de la serie de actos vandálicos contra diversos candidatos, Malova declaró la semana pasada que teme que pudiera presentarse un exceso de violencia vinculada a la elección en los próximos días.
A finales de abril aparecieron varios mensajes en forma de “pintas” en instalaciones de la UAS en Culiacán, firmadas supuestamente por “Los Zetas”. La dirigencia del PAS dijo que eran amenazas de muerte hacia el candidato. 

EL CASO MALOVA.
Durante el proceso electoral del 2010, Mario López Valdez, candidato de la alianza opositora, y rival del priista Jesús Vizcarra, fue obligado por el Consejo Estatal Electoral, entonces presidido por Juliana Araujo Coronel, a retirar toda la propaganda con el acrónimo “Malova” y la palabra “Corazón”.
Esta acción fue interpretada como una cargada del órgano electoral hacia el empresario de la carne y alfil del gobernador en turno, Jesús Aguilar Padilla, pues impidieron a la coalición opositora utilizar las frases: “Con Malova”, “De corzón por Sinaloa” y “Cambio de corazón por Sinaloa. Esto indignó a los votantes y al final favoreció a Mario López Valdez.  
¿Arma de doble filo?
Pero qué tan efectiva suele ser esta conducta de la victimización y por qué es tan socorrida en tiempos electorales. Sobre esa posibilidad de potencializar esta estrategia de manera electoral, el investigador del departamento de Estudios Políticos en la Universidad de Guanajuato, Fernando Barrientos, afirma que ello es posible sólo si existe una identificación entre el político que se victimiza y el electorado que se ha sentido igual víctima de la misma injusticia, pero ese electorado  siempre será reducido.
“El político tratará de atraer a más electores apelando a las pasiones que puede despertar la posibilidad de que los ciudadanos supongan que igualmente pueden ser víctimas”. Aclara, no toda victimización tiene efecto, pues depende de qué se está victimizando.
“Si es una acusación de corrupción, cualquiera que sea la modalidad, y el político asegura que es víctima de una acusación falsa, el efecto positivo será menor, quizá con sus allegados los una más pero no siempre se puede asegurar que ello suceda”.
Contrariamente, agregó, una acusación con visos de verdad alejará a sus partidarios, como sucedió con Humberto Moreira, el exgobernador de Coahuila que en el 2013 fue contemplado en la lista de los “10 mexicanos más corruptos” por la revista Forbes, quien se victimizó pero sus amigos se alejaron de él. Incluso en enero pasado fue detenido en España bajo la sospecha de dinero ilícito pero ya está en México, libre. 
Barrientos Del Mazo precisó que la victimización sólo sirve para atraer la atención, pero los electores además de evaluar las propuestas también quieren ver en el candidato una figura centrada que represente el poder político, por lo que intentar mantenerse como víctima por largo plazo tendrá efectos contrarios, sus partidarios se alejarán y los electores que no tienen partido tampoco lo verán como una opción.
El 13 de mayo por la mañana fue atacada a balazos la camioneta y vivienda del candidato del PRI a la diputación por el Distrito 12, Andrés Félix. Se investiga el móvil. 
“Mantener la victimización como bandera de largo plazo es también símbolo de debilidad”, añade el politólogo entrevistado por EL DEBATE.
Afirmó que para identificar cuando se trata de una estrategia política más que una real amenaza, los medios de comunicación juegan un rol fundamental, pues ellos pueden confirmar o desmentir si es un asunto real o ficticio.
Incluso advirtió que cuando pudiera parecer una estrategia desgastada siempre aparecerán políticos y candidatos que traten de utilizarla.
Funciona, depende del contexto, dijo, y se refirió al desafuero del entonces perredista Andrés Manuel López Obrador, promovido en el 2004 por el presidente Vicente Fox y parte del conflicto por la expropiación de una parte del terreno conocido como el Encino en el 2000 para construir un acceso a un hospital privado.
El investigador afirmó que en parte sí fue un caso de victimización, sobre todo al comienzo, pero añade que como estrategia López Obrador supo transferir ese proceso a un asunto de competencia electoral desleal.
“No se mantuvo como víctima de un proceso judicial mal planteado, sino un ataque del gobierno en turno. Logró emplear una mala utilización del sistema de justicia administrativa a su favor”, precisó.

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