En Venezuela estamos muy lejos de
presenciar una guerra civil, pues para que la vivamos (ni Dios lo quiera) es
necesario que existan dos bandos armados dispuestos a enfrentarse.
Aquí está muy claro que existen
dos bandos, uno que lucha por la paz, la libertad, la verdad y la justicia pero
sin armas y otro fuertemente armado que es el que sostiene al régimen, y el
cual viene atacando sistemáticamente a una población civil desarmada que ejerce
un derecho humano fundamental que es el derecho a protestar. Esa acción
criminal del régimen está tipificada como delito de lesa humanidad en el
artículo 7 del Estatuto de Roma, por lo tanto, los responsables de esas
ejecutorias tarde o temprano estarán sentados en el banquillo de los acusados
para responder ante tribunales internacionales de lo que han venido haciendo en
nuestro país. Hoy, creyendo que sus crímenes quedarán impunes someten al
pueblo, pero no tengo ninguna duda que se hará justicia, porque ese tipo de
delitos no prescribe. Es decir: Nicolás Maduro y Francisco Ameliach en algún
momento tendrán que responder.
Mi llamado es a seguir luchando
por nuestros ideales libertarios, no permitir que dictadores de nuevo cuño ni
mucho menos gobiernos extranjeros nos sometan. Sacrificarnos bien vale la pena,
si es por una causa justa y digna como lo es construir una mejor Venezuela. Al
único temor que le debemos temer es a renunciar a tener esperanzas, a renunciar
que en Venezuela podemos vivir sin odios, sin persecuciones. No nos podemos
rendir en la ardua tarea de construir nuestra democracia.
¿Con estas protestas qué hemos logrado?
Si hacemos un balance de lo hemos
ganado y hacia dónde vamos, con orgullo podemos afirmar que lo que se vive en
Venezuela es el despertar de un pueblo que se cansó del sometimiento, se hastió
de la humillación y decidió luchar sabiendo que con esas lagrimas y esa sangre
derramada de nuestros mártires, no serán en vano. Las protestas generalizadas
han sido espontaneas por lo tanto ningún líder podrá hacer que el pueblo
regrese a sus casas sin haber observado los cambios anhelados que como ya
sabemos, imposible que nos los ofrezcan quienes han sido los responsables de
las muertes, de la violencia y del deterioro socio económico de nuestro país. ¡A
seguir en la calle pacíficamente exigiendo respeten nuestros derechos!
Las muertes de Geraldine, la de
Genesis, ni la del sargento Pantoja quedarán impunes. Recordemos que la orden
de la violencia en Carabobo la dio el gobernador Ameliach con un macabro tuit
en el que llamó al contra ataque fulminante. Si tuviéramos una fiscalía autónoma
imparcial y seria, ya ese gobernador por lo menos estuviera separado de su
cargo y enjuiciado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario