Si bien es
cierto que los muertos no salen, no es menos cierto que en el mundo de la
medicina legal y en el de la criminalística, los muertos pueden decirnos
muchísimas cosas: desde la fecha de su muerte, hasta las causas, lugares y
culpables.
No tengo
dudas de que este Tribunal Supremo de Justicia,
subordinado a los hermanos Castro, jamás permitiría que verdaderos
profesionales examinen el cadáver de quien fue presidente para que se
esclarezcan muchas cosas. Si no nombraron una junta médica cuando estaba vivo,
para saber si el enfermo estaba o no en condiciones de encargarse de la
presidencia, mucho menos lo haría hoy cuando lo exhiben como amuleto de
campaña.
Somos de la
opinión de dejar que los muertos descansen en paz. Por eso me pareció una
necedad y algo exageradamente morboso haber exhumado los restos del Libertador
Simón Bolívar, para averiguar si la “oligarquía” colombiana lo había
envenenado.
Pues bien,
pensemos por un momento que el interés del gobierno era determinar el supuesto
envenenamiento y descubrir y señalar ante el mundo a los verdaderos culpables.
Desde luego, sin poder encarcelarlos ya que evidentemente a esta fecha todos
están muertos. De eso nada más se supo.
Ustedes se
preguntarán a qué viene todo esto. ¿Qué tiene que ver el examen practicado a
Simón Bolívar después de tantos años con el muerto que hoy ocupa la atención de
millones de venezolanos? Les explico: Nicolás Maduro, actual presidente por
voluntad judicial, dijo que a Chávez le habían inoculado el cáncer. Ante esa
denuncia del Jefe de Estado venezolano, lo menos que debería hacer la fiscalía
del Ministerio público es abrir una averiguación y solicitar al Tribunal
competente (que ya no es el TSJ) que nombre unos EXPERTOS forenses (léase expertos
en mayúsculas) para que practiquen una experticia médico legal sobre el
cadáver. Aprovechemos que no ha sido enterrado. No esperemos tanto como se
esperó para hacerlo con Bolívar, que al parecer, es pavoso hacerlo después de
cierto tiempo.
Con esa
experticia, saldríamos de muchas dudas. Primera, dónde murió; segunda, cuándo
murió; tercera, de qué murió, y cuarta, culpables de su muerte. Sería la
oportunidad de oro para averiguar si hubo o no mala praxis en la operación que
le hicieron allá Cuba.
Algo que
también se esclarecería es el tema del embalsamado. Si es verdad que ya estaba
embalsamado o si por el contrario lo han mantenido a la exhibición desde hace
varios días a fuerza de formol.
Finalmente
quiero que sepan aquellas personas que piensan que hago este relato para
burlarme del difunto, que se equivocan. Esto lo he querido narrar para que
dejemos las especulaciones y las reciprocas acusaciones. Yo les digo a ellos
mentirosos y ellos a mi me tildan de jugar con el dolor. Repito una y mil veces
más, respeto la muerte pero jamás aceptaré que en nombre de ella, algunos vivos
quieran burlarse de nosotros.
Vamos Dra,
Luisa Ortega Fiscal General acepte mi petición y solicite la averiguación ante
un tribunal y que se nombre a los expertos reconocidos por las academias y las
universidades venezolanas para que el pueblo entero conozca la verdad. ¡Ya
basta de jugar y utilizar los sentimientos del pueblo con fines electoreros!
@pabloaure
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