lunes, 9 de enero de 2012

Palabras de despedida al Dr. Inaudy Bolivar/ Por Alberto Sosa Olavarría

EFRAIN INAUDY BOLIVAR
Dr. Alberto Sosa Olavarría
Invocando a Dios Todopoderoso, la Santísima Virgen y al espíritu del Alma Mater que hoy nos convocan para despedir con honores a uno de sus más excelsos hijos:  Efrain Inaudy Bolívar.
Quisiera comenzar la semblanza del maestro y padre académico con una paráfrasis de lo expresado por el Dr. Ricardo Rojas, escritor y periodista argentino, Rector de la UBA (1926-30) en su Oración Fúnebre en el sepelio de Hipólito Yrigoyen: “Yo habría preferido no hablar ahora y perderme como uno más entre la muchedumbre, cuyo silencio de abismo y cuyo rumor de océano es superior, a todo empeño de elocuencia; pero traigo mandatos irrenunciables del corazón y del alma de todos los que aquí hoy se congregan y he de saber cumplirlos con el laconismo forzoso de quien debe ceder la tribuna a tantos otros intérpretes de la emoción y de los nobles sentimientos compartidos por tan dolorosa pérdida”.
Upata el pueblo que lo vió nacer un 24 de enero de 1930, hijo de Luis Inaudy Cazzetti y Ventura Bolívar de Inaudy, nieto de una india Pemón, Sulpiciana Bolívar, era el menor de cinco hermanos y quedó huérfano de padre a los seis años y a los 12 años perdió a su querida madre. A partir de ese momento quedo bajo la tutela del hijo mayor de los Inaudy Bolívar, su hermano Salomón. El gran afecto que la comunidad le profesaba a los Inaudy Bolívar, les ayudó a continuar adelante en pos del destino deparador de alegrías y tristezas, en sus agradecidos recuerdos de infancia surgía el nombre de Gustavo Sieguert.
El era un hombre del sur, nació cerca del majestuoso Orinoco y del impetuoso Caroní, en la ruta de la Gran Sabana y del Cañón de Necuima, donde según decir del Dr. López Gómez los “Okonos escribieron los libros de las invocaciones mágicas y curativas, los mitos y las leyendas de su fantasmagórico mundo”.
 Su corazón se hizo con la sencillez imponente de los Tepuyes de la Gran Sabana, y su mente soñadora en las tonadas del becerrero
En 1952 ingresó a la Universidad Central de Venezuela recibiendo el 22 de agosto de 1958 el título de Médico Cirujano como integrante de la “Promoción de la Libertad” apadrinada por “Leopoldo Briceño Iragorri”. Durante su formación como médico, recibió clases de obstetricia de los Dres. Oscar Agüero Tovar “Padre de la Obstetricia Moderna en Venezuela”, Cruz Lepage y Luis Capechi.
Apenas graduado se trasladó a Valencia e ingresó como Interno rotatorio, al Hospital Central, durante dicho internado hizo pasantía por el Servicio de Medicina Interna con el Dr. Fabián de Jesús Díaz y los Servicios de Emergencia y Obstetricia. En 1960 obtuvo el cargo de Médico residente de Maternidad, siendo sus compañeros de trabajo Francisco Montoya Travieso, Jesús Mendoza Romero, José Luis Ceballos.
Estos residentes fueron de inmediato incorporados al programa de entrenamiento y formación de especialistas implantado por el Dr. José Luis Fachín y sus colaboradores. En 1964 obtuvo el título de Doctor en Ciencias Médicas, y en 1969 logró una beca de la OPS y se trasladó a Montevideo donde realizó el curso de Perinatología con los Dres. Roberto Caldeiro-Barcia, Hermógenes Alvarez y Serafín Pose. Difíciles días, lejos de la familia, la nostalgia convertida en desasosiego y la sed infinita de estar cerca de ellos, casi lo aleja del objetivo trazado. Sus maestros uruguayos y el maestro José Luis Fachin De Boni,  le reconfortaron el espíritu y lo hicieron desistir del prematuro retorno a sus querencias.
En Valencia encontraría a la mujer de sus sueños Luisa Omaira Caballero, hoy junto a él  y con los ancestros pemones. Con ella construyó su idolatrada familia “pedestal de su obra y alas inagotables para el vuelo de sus sueños”, sus hijas Piedad y Luisa Fernanda, son las depositarias de un amor paterno transformado en poesía, sus nietos la consolidación de su más prístino afecto. .
Aparece en la nómina de fundadores de la Cátedra de Obstetricia de la Universidad de Carabobo, habiendo alcanzado, en estricta prosecución dentro de la institución, el escalafón de Profesor Titular. Desde su regreso al país en 1970, el Dr. Efraín Inaudy Bolívar, reanudó su actividad docente, y comienzó a realizar una intensa e incesante labor investigativa en el campo de la Perinatología y de la obstetricia, traduciéndose en más de 80 trabajos científicos publicados en revistas médicas nacionales e internacionales. Su acción pionera en este campo hizo de Carabobo el estado primigenio de la Perinatología en Venezuela y a él lo ha transformado en el padre de esta especialidad médica en el país, existiendo más de un centenar de especialistas formados bajo su tutela directa o sucesoral, pues sus herederos han perseverado en el empeño del maestro: ¡formar las generaciones de perinatólogos que habrán de relevarlo!
A todos sus alumnos nos inculcó el sano propósito de alcanzar metas científicas invocando siempre a la Universidad de Carabobo, y quienes compartimos con él la soledad del laboratorio, horas en la mesa de trabajo, años entre el dolor y la alegría que ofrece el mundo maternal hospitalario, insomnios, frustraciones y a veces el éxito, …largos días recibiendo sus doradas espigas de conocimiento y humano mensaje en las aulas universitarias, hemos visto acrecentar sin pausa, la visión que de este docente nos formamos: gigante, dispuesto a ofrecer siempre sus hombros a aquellos que quisiesen mirar más allá de lo que él podía ver.
Son inolvidables sus didácticas y estimulantes clases magistrales, donde la sencillez del elegante vocabulario no transgredía el nivel científico, en cada una de ellas se conjugaba lo estimulante del novedoso y actualizado conocimiento, con el mensaje humanístico orientado al cuidado del mundo maternal. Durante su exposición, en el aula existía una atmósfera especial de respeto y admiración, sólo sus palabras rasgaban el silencio que guardábamos sus alumnos. Nos regalaba Girasoles Eternos que con sus rostros sonrientes miraban al infinito que debíamos alcanzar.
Certera la afirmación que le hiciera el Dr. Bernardino Marvez, cuando al final de una conferencia dictada por el maestro Inaudy, le dijo: “Estoy convencido, que si Diógenes el cínico, lo hubiese alumbrado a usted en Atenas, habría detenido la luz de su farol, porque al fin había encontrado al hombre de su exigente búsqueda”.
Efraín Inaudy Bolívar pertenece a la Universidad de Carabobo, es parte de su gentilicio académico, y él porta el estandarte de la academia excelsa.
Cabe destacar que la Unidad de Perinatología de la Universidad de Carabobo, fue fundada por Inaudy Bolívar en el año de 1972 y que la misma constituyó, hasta que en aciago 31 de marzo del 2000 desapareciera bajo la implacable e injusta acción de las llamas, una estructura pionera y modelo para el país donde se prestaron cuidados de máxima complejidad a las gestantes de alto riesgo.
En esta unidad quedó patentizada la preocupación de este ilustre médico por las pacientes y sus hijos, binomio madre-hijo, como él solía denominarlo, que contribuyen de manera significativa a que las cifras de morbimortalidad perinatal permanezcan elevadas, fuesen atendidas de la mejor manera para así garantizarle a la sociedad una madre y un recién nacido sanos. ¡Las cenizas de esa unidad y de la maternidad del Hospital Central de Valencia no parecen dolerle a nadie!, once años después no han sido recuperadas.
 De la primera cohorte de especialistas forjados bajo su tutela me encuentro, junto a Raimundo Fernández Torres, Hugo Díaz Núñez, Jorge Sucheni Aure, Alicia Rodríguez de González, Antonio Scaramella, Humberto Ríos y Ramiro González Silva .
Su especial personalidad siempre lo mantuvo cerca “a la tristeza de los puertos que al amanecer están huérfanos de navíos”, pero ésta, lejos de disolver el afán creador de poesía, lo acicateó hasta “entregar en las manos, esas palabras que nos dicen lo que se esconde adentro, dando su alma, ese silencio que lo llena todo y ese vino añejado en el odre de sus sentimientos”.
Su pasión por el mundo intrauterino y su inclinación a la poesía podrían conjugarse a esta paráfrasis que de unos versos nacidos del alma de Neruda me atrevo, sin intención profana, a trastocar:
Dadme para mi vida
Todas las vidas de los que no han nacido
Dadme todo el dolor, de todas las madres del mundo
Yo voy a transformarlo en esperanza...
“Diálogo con las luciérnagas”, “Un grito en la Tormenta”, “Poesía Breve” y “Tarjetas de Navidad”, “La Aldea Sonora”, Los Pájaros de Majay”, “Panoja de los deseos”, “Los Calimbas”, “Guriana” y “Cocorocó”, entre otros, son el fruto del alma del poeta, manjar para el espíritu, compartir una vida “hecha de todas las vidas, de todos a quienes les canta: mujer, hombre, animal o cosa, de los lugares a donde ha ido y de los que no ha podido desterrar sus recuerdos”.
Hablar de Efraín Inaudy Bolívar, es disparar en andanada, el multicolor afecto, es el rendir culto a la amistad, a la sola mención de la palabra, surgen en tropel, los nombres de su entorno académico, José Luis Fachín De Boni, Francisco Montoya Travieso, Luis Enrique Torres Agudo, Armando Arcay Solá, Fidelia Guerrero, Simón Infante González, Aldo Giugni Maselli, Pastor Peña Ortiz y Andrés Orellana Chacín, a quienes reservó un especial recuadro en el policromo de la galería de sus vivencias, y en un lienzo llamado “Una fecunda hermandad”.
El mundo del poeta, el de los sueños rasgados por añoranzas compartidas, trae a su memoria a Jesús Soto, Eugenio Montejo, Ramón Ordaz, Luis Alberto Angulo, Carlos Villaverde, José Joaquín Burgos, Gustavo Pereira, Alejandro Oliveros, José Rafael Urbáez, Faver Páez, Montiel Alvarado, Carlos Ochoa, José Napoleón Oropeza, Braulio Salazar, Wladimir Zavaleta, Antonio Rojas Bueno, Fritz Küper, Adeliz Rivero, Tomasa Ochoa, Pedro Tellez, Toledo Tovar, La Rosa, Búgalo, Policarpo Contreras, Federico Núñez Corona y tantos otros, cuya mención, el tiempo y el espacio antoja breve, todos ellos habitan con los Calimbas de San Esteban, en una “Aldea Sonora”, en la que a la nocturnal sombra, y “Al Pié de un Roble” han pasado más de “Una Noche dentro de una Guitarra”.
No he encontrado mejor alegoría que describa el sentir del Dr. Inaudy, la presencia del afecto de quienes le conocieron y aprendieron a quererle, que aquella plasmada en uno de los versos de Pablo Neruda:
“Amigo, llévate lo que tú quieras,
penetra tu mirada en los rincones,
y si así lo deseas, yo te doy mi alma entera,
con sus blancas avenidas y sus canciones.”
En él se conjugaron la maravillosa presencia del sembrador, que abriendo surco desgrana la mazorca, abonada con el conocimiento sobre una tierra sedienta del saber, y poder ver, colocándose al mismo nivel del fruto cosechado, para regodearse en el esplendor de su reflejo, reconociendo en su profunda sencillez, lo deseado: un arco iris con más colores que aquél que le acompañó al sembrar las esperanzas.
Desgranar el número de auríferas preseas, destinadas a reconocer sus méritos y que seguro amontonadas con sus libros de poesías, sus cuentos y sus novelas reposan en el cofre de dónde sacó el pergamino con la leyenda de los Calimbas, resultaría algo que no cuadra al alma del poeta a quien podríamos escuchar diciéndonos: “dadme vuestros sentimientos, los de hombre girasol, y los prenderé a mi pecho como invencibles bastiones, con las cuales desafiaré y derrotaré a los hombres obsidiana”.
Con su permiso, debo mencionar, los que a mí entender, son los más relevantes: Padrino de la XIII Promoción de Médicos Cirujanos de la UC, Premio Pastor Oropeza, Premio Dr. José Tomás Jiménez Arráiz, Premio Dr. Luis Pérez Carreño, Premio Nacional de Literatura de la FMV, Maestro de la Ginecología y Obstetricia Latinoamericana, Miembro Fundador de la Asociación Venezolana de Ultrasonido en Medicina, Miembro Fundador y Presidente vitalicio de la Sociedad Venezolana de Ultrasonidos en Obstetricia y Ginecología, Miembro Fundador de la Federación de Asociaciones de Escritores de Venezuela, Miembro de Número del Centro de Historia del Estado Carabobo, Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de la Historia, Miembro de la Academia Nacional de Medicina, Hijo Ilustre de Upata, Hijo Adoptivo de Valencia, Padre de la Perinatología en Venezuela, y su querida universidad, en justo reconocimiento a su larga y fructífera trayectoria, el Doctorado Honoris Causa.
La mejor semblanza que de Efraín, he leído con el regocijo del homenaje propio, en el discurso que el Dr. Bernardino Marvez, un cultivador de letras y palabras que en preciado fruto de exquisita oratoria, pronunciara con motivo del bautizo del auditórium del Centro Policlínico Valencia, y en el que calificó al Dr. Efraín Inaudy Bolívar como: “ Hijo ilustre, de los más ilustres de la hermosa Upata; hijo adoptivo, de los más esclarecidos de su amada Valencia, cuyo nombre flamea en el espacio azul, escrito en aurífera leyenda, sobre el fondo estrellado del lábaro blanco, de los elegidos, de esos símbolos designados por Dios y la Naturaleza, para ser benefactores de la humanidad, autor genuino y consumado del trabajo creador para la ciencia y la belleza, siempre dentro de las más estrictas normas de la moral y la dignidad humana”.
Un aprendiz de poeta, aún bajo el manto protector del maestro, el Dr. Jesús Zurita Peralta escribió anoche bajo una hermosa luna llena: “…hubo una vez un alma que el universo le prestó a la humanidad para un espacio temporal e imaginario, esa  alma se hizo cuerpo, un roble fuerte del cual nacieron muchas ramas, hubo una vez un alma hecha pájaro que deleitó con su trinar y entusiasmó a muchos pajaros!, y hubo una vez una cualidad hecha presencia, hecha bondad! Hubo un hombre hecho escritura en prosa, todo poesía, todo humildad, que se fue perpetuando en todas esas ramas, haciendo tanta sombra que abarcó más allá de donde quiso y más allá de donde llegaba  su mirada, que jamás fue limitada. Hubo una vez un hombre hecho cuentos de Calimbas, de Guriana y breves poesías que venían del alma…pero el universo se cansó de vivir sin él y lo reclamó de vuelta una mañana, un domingo temprano, que es el día en que se van los sabios, se quedan dormidos y se marchan sin molestar…simplemente se van..y entonces el brillo de la luna se hace inmenso, para recibirlo y llevarlo de vuelta al universo de donde emanaba su fuerza hecha Girasol!
Nadie debería llorar a los genios ni a los sabios, sino despedirlos simplemente con afecto y con aplausos…las lágrimas sería el aderezo del alma dolorida, significan el recuerdo de aquello que es y será eterno en nuestra memoria.
“Tus admiradores hoy te despiden y te honran en tu más pura esencia, el Alma Mater de tus sueños te acompaña. Descansa en paz y vuelve al universo hecho luz, luna, estrellas, constelaciones, galaxias y poesía, que aquí nos queda todo tu legado y la certeza de haber compartido vida con un espíritu que trascendió las dimensiones de lo humano para convertirse desde hoy en un ser divino, místico y celestial del que nos sentimos agradecidos por haber conocido y amado”
Se nos fue muy temprano y un día Domingo que es el día que se van los sabios y hacen más brillante a la luna…nos deja la responsabilidad de honrarle siempre! Ayer se nos fue Efraín Inaudy!, no hay lágrimas sino cánticos poéticos para un alma pura, única que trascendió lo humano…Adiós, niño becerrero, adiós viajero incansable, adiós poeta, adiós maestro, adiós, amigo, padre y hermano, esposo y abuelo, adiós hombre Girasol!
Dejas para marcharte al Gran Sol, un frondoso roble, raíces, dejas semillas y pétalos, junto a riachuelos de aguas sabias, que los vientos no ignoran
Tu nos enseñaste a andar para dejar nuestras huellas, pero aún y por mucho tiempo son tus huellas las que dejaremos al andar, así, Efraín has entrado en la muerte, que para tí es la inmortalidad, realizaste tu destino plenamente, y ahora, con más razón que antes, no podrás ser olvidado por la ciudad que te vio nacer, la que te hizo su hijo adoptivo y por la universidad que amaste y te amará por siempre!
Valencia 9 de enero de 2012 a 15 días de tu cumpleaños 82. 

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