¡Hasta cuándo!
(Foto José López/Archivo)
Pablo Aure
pabloaure@gmail.com
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En Carabobo está en juego algo más trascendente que las simples diferencias internas en el sector democrático que algunos puedan tener con los Salas. Definitivamente eso no justifica por ninguna razón (a menos se tenga en el fondo un pedacito de corazón rojo rojito) que permitamos pueda volver a caer nuestro estado en las manos destructoras del chavismo.
¿Se imaginan simultáneamente en la gobernación de nuevo a un militar partidario de Chávez y en la alcaldía al que tenemos actualmente? Sería verdaderamente una catástrofe. Lo bueno es que los carabobeños lo hemos vivido -o lo estamos viviendo- de alguna manera. No se trata de sospechar. Simple y llanamente tenemos certeza de que un eventual gobernante rojo sería una verdadera tragedia para el pueblo carabobeño ¿Es que no recordamos la funesta gestión de Acosta Carles o no estamos padeciendo la gestión de Parra? Nos preguntamos: ¿cómo después de haber vivido esas experiencias se puede preferir para Carabobo gobiernos así?.
No tiene sentido que viejas rivalidades entre nosotros, demócratas al fin, puedan causar fractura en la oposición para ceder paso a la hegemonía centralista y corrupta que representan los candidatos del PSUV en Carabobo. Abramos los ojos. Ninguna explicación servirá para sustentar una decisión tan negativa para los carabobeños.
Incomprensible
Como universitario me preocupa la amenaza que se cierne de volver a tener a un militar al frente de un estado esencialmente universitario (ya no industrial, por la quiebra de las empresas). Sabemos bien de las intenciones del régimen con las universidades que son las de acabar con su autonomía, rebajándolas a su mínima expresión con la desmoralización de sus trabajadores a quienes mantiene con paupérrimos salarios. ¡Por Dios! ¿Cómo un universitario por simples rencillas internas puede preferir a un militar comunista e incapaz, que aboga por el centralismo y el pensamiento único, antes que a un civil y demócrata que tiene una obra a la vista?
Valencia está arruinada, llena de basura y huecos, por la mala gestión de un alcalde impuesto. Ahora imagínense el panorama de todo el estado si también entregáramos la gobernación.
Votar por el candidato de Chávez es querer condenar a la miseria y destrucción al estado Carabobo y es comprometer peligrosamente el futuro de nuestros hijos y de lo poco que queda de democracia en Venezuela.
Demócrata no vota por bota
No podemos andar con medias tintas: o se está con la democracia aún con sus imperfecciones, que en este momento representa Henrique Fernando Salas, o se está con la autocracia militarista entronizada en Miraflores.
No vengan con el cuento de que este señor Ameliach hará las cosas civilizadamente; que escuchará y reconocerá a los sectores discrepantes o diversos que aquí convivimos. Se olvidan de las condiciones en que se encontraba la Maternidad del Sur, completamente desmantelada en la gestión de Acosta Carles; o es que no recordamos tampoco que durante ese período desapareció el excelente servicio del sistema de ambulancia de “Atención inmediata”, sólo por mencionar algunas obras que benefician a los más pobres.
Nadie va a entender cómo se puede apoyar a quienes desde el poder central han despojado a Carabobo de sus ingresos propios, arrebatándole los puertos y carreteras.
A los de la oposición que se les ha ocurrido apoyar a Ameliach para que gobierne a Carabobo, les pido reflexionar. Aprendamos del pasado. No cometamos el error de que por diferencias con los Salas vayamos a permitir dañar al pueblo carabobeño.
No cabe eso de que se adversa a Chávez, pero se apoya a Ameliach. Perdónenme pero eso no resiste ninguna lógica. Bastante descarados han sido todos los candidatos del chavismo al decir que ellos en realidad carecen de liderazgo propio, y que se valen del que ostenta Chávez. En el caso de Ameliach son muy pocos los carabobeños que podemos decir que conocemos algún pensamiento o idea expresada por él. Ni siquiera cuando fue presidente de la Asamblea Nacional, donde, por cierto, dejó record de inasistencia a las sesiones.
La caricatura de la defensoría
Esta semana pasada la señora Gabriela Ramírez, que ocupa el cargo de “Defensora del pueblo”, tuvo la desfachatez de anunciar que revisaría las caricaturas de los medios de comunicación, porque hay algunas que supuestamente muestran a los seguidores del presidente como animales, otras que se burlan de las personas de bajos recursos, y otras incluso que denigran a la mujer. Dijo ella: “Es importante revisar estas caricaturas porque la Defensoría del Pueblo tiene la obligación de fijar posición ante ese tipo de actitudes que deben ser desterradas de la sociedad”
Precisamente, este tipo de actuaciones de alguien, que se supone debe servirle a todo el pueblo por igual, son las que ratifican que la defensoría del pueblo es propiamente una caricatura. Perseguir o examinar las expresiones de los dibujantes o caricaturistas de los medios de comunicación que no son del PSUV es atentar contra la libertad de expresión. Nunca, esta funcionaria ha mostrado preocupación por los asesinatos de todos los días en las calles de Venezuela, ni mucho menos porque le violen derechos constitucionales a los trabajadores cuando no les pagan inmediatamente sus prestaciones sociales después que se jubilan. Señora Ramírez si quiere investigar las caricaturas que se burlan de la sociedad, comience con la institución que representa y encontrará la primera.
El arte y la resistencia
Ayer estuvimos en el evento más importante de las artes venezolanas: en la inauguración de la Bienal 66 Salón Arturo Michelena. Felicitaciones a los organizadores, y muy especialmente a Elis Mercado Matute, exrector de la Universidad de Carabobo y presidente de la Junta Directiva del Ateneo de Valencia, quien a pesar del despojo de la sede natural, no ha desmayado en su dura lucha por mantener viva la llama del arte y realizar tan extraordinaria tarea.
Qué poco apego sienten los bárbaros por las artes, así como por la libertad. Estos bárbaros, hace seis años, en un acto propio de salvajismo, le confiscaron al Ateneo de Valencia el inmueble sede que servía de asiento a este tipo de eventos. Pero la perseverancia del rector Mercado y de los directivos que le acompañan, ha hecho posible que el salón Arturo Michelena no muera sino que, por el contrario, se crezca como bastión de la libertad venezolana.
Los directivos del Ateneo de Valencia se han propuesto tener una sede en el 2013. Pienso que ese sueño se convertirá en realidad, inclusive antes del próximo año, pues, la profesora Jessy Divo de Romero rectora magnífica de la UC, nos comentó que nuestra Alma Mater, defensora de la libertad y del arte, propondrá celebrar un comodato para que el Ateneo de Valencia tenga su sede y funcione en instalaciones dadas por la Universidad. Enhorabuena.
@pabloaure
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